miércoles, 26 de octubre de 2011

Una parte de ti, de Aarón B.

Regálame una parte de ti, por favor te lo pido. Necesito esa porción de ti en mi vida. Digamos que soy como un puzle. Supongamos que no me han completado. Imaginemos que me falta una pieza. Todo es un suponer, pero yo sé que necesito parte de ti. Lo sé. Te necesito, en parte. No te pido nada más; podemos llegar a un acuerdo. De veras, no es tan difícil. No quiero ser pesado, pero noto como si ya no respirara, como si mi corazón necesitara un tanto por ciento del tuyo, como si mi mirada buscase parte de la tuya.

Incluso mis pensamientos no están completos. Dime tan solo un poquito de lo que piensas, chica. Ellos, mis pensamientos, necesitan parte de los tuyos para poder seguir pensando en ti. Aunque parezca mentira, hasta mis lágrimas paran de caer si no tienen ayuda de las tuyas. Ayúdame, revíveme. Bésame, para que mis labios obtengan una pizca del tacto de los tuyos.

Me estoy empezando a preocupar más: creo que pierdo la vista al no poseer tu mirada. No escucho bien, creo que el no tener parte de tu audición está haciendo que yo pierda la mía por completo, o en parte. Ojalá no me pase lo mismo con el olfato, para así poder percibir el aroma de tu perfume, tu aroma. Lo siento, pero no podré seguir viviendo sin una parte de ti.

Gracias a ti, esto no ha sucedido y espero que no suceda. Gracias a ti, estamos juntos. Gracias a ti, puedo disfrutar de una parte de ti. Esto no es una declaración de amor; yo lo llamo una declaración de la realidad.

©2011, Aarón Barreiro Moreno

Dedicación especial para Andrea Acosta.

martes, 25 de octubre de 2011

Una gota de agua, de Aarón B.

Quiero experimentar el descenso desde lo más alto posible. Quiero ser una gota de agua que, en su caída, puede observar todo lo que sucede, toda la sociedad, toda la miseria, toda la avaricia, todo el engaño… Me gustaría gozar del universo desde lo más alto, sin que nada ni nadie me moleste. Tan solo quiero sentir cómo el viento me abraza, me empuja. Así podré escuchar silenciosamente el sonido de este planeta, la Tierra.

Luego, me fijaré en las acciones de todos ellos, en las acciones de los seres humanos. Quedaré impresionado con cosas que nunca había podido observar, con otras que no he tenido la oportunidad de escuchar, con más cosas que no he olido ni saboreado jamás. Será todo un lujo ser una gota de agua.

Para terminar, me gustaría que mi final fuese en lo más bonito de este planeta, en lo más grande y, quizás, lo más importante para la vida. Quiero finalizar mi descenso allí, en medio de la inmensidad del profundo océano. Espero no chocar antes de llegar, espero no descomponerme antes de descansar en paz en el mar.

Realmente, lo que más deseo es que mi trayecto sea eterno para, así, poder visualizar con más detalle nuestro mundo. Para poder observar eso que nos hace mortales, eso que llamamos vida humana.

Bueno, estoy dando por hecho que soy una gota de agua y que ellas no sufren, no sienten y pueden verlo todo… La única manera de comprobarlo es comenzando este viaje tentador.

Sí, mañana temprano me pondré manos a la obra. Mañana de madrugada seré una gota de agua.

©2011, Aarón Barreiro Moreno


El mundo al revés, de Aarón B.

Tendré ganas de vivir cuando todo cambie.

Cuando no se sufra por amor. Cuando los soldados y generales vayan a la piscina en vez de a la guerra. Cuando encarcelen la corrupción y liberen la expresión política. Cuando el dinero no exista y todos seamos ricos. Cuando desaparezca la desigualdad, y la igualdad se regule. Cuando no tengamos que resolver los problemas matemáticos, sino que sean ellos los que nos resuelvan. Cuando no tenga que escribir con un bolígrafo, sino que ellos escriban poesía. Cuando la sociedad no sea humana, sino inhumana. Cuando no tengamos que hacer la paz, sino que ella sea la que se manifieste. Cuando se disparen flores y las balas se entreguen en la mano. Cuando no exista la política y cuando seamos todos políticos de nosotros mismos. Cuando se deje de actuar sin ningún sentido y empecemos a reflexionarlo todo. Cuando todo gire alrededor de nosotros y no seamos nosotros los que giremos en torno al Sol. Cuando se malcríe en la escuela y se eduque en las calles. Cuando no sea necesario trabajar para vivir, ni vivir para trabajar. Cuando los filósofos y pensadores descansen en sus casas y sean los demás ciudadanos los que se paren a filosofar sobre la vida.

Cuando todo esto pase, todo será un simple sueño; pero para mí, empezará la realidad.

©2011, Aarón Barreiro Moreno


Una palabra más, de Aarón B.

I.
Cuando te quedas sin palabras, cuando el aliento se te acaba. Desaparecen las glándulas salivales, desaparecen las ganas de tener ganas.


No sabes qué decir o, mejor dicho,
no puedes hacerlo.

Cuando puedes respirar, caminar, gritar;
pero no hablar.

Sí, existes.
No, no sirve de nada si no puedes expresarte.


No puedes expresarte con palabras, porque se te han acabado. Cuando todo esto ha pasado y tus palabras se han acabado, lo único que puedes hacer es acabar con todo.


¿Cómo?
Pues con una palabra.

II.
Cuando te quedas sin palabras, cuando el aliento se te acaba. Desaparecen las glándulas salivales, desaparecen las ganas de tener ganas.



No sabes qué decir o, mejor dicho,
no puedes hacerlo.

Cuando puedes respirar, caminar, gritar;
pero no hablar.

Sí, existes.
No, no sirve de nada si no puedes expresarte.


No puedes expresarte con palabras, porque se te han acabado. Cuando todo esto ha pasado y tus palabras se han acabado, lo único que puedes hacer es acabar con todo.


¿Cómo?
Amigo, no te preocupes, que eso no va a pasar nunca.

©2011, Aarón Barreiro Moreno.



domingo, 2 de octubre de 2011

Tún, tún, de Aarón B.

Anduve sobre una superficie de putrefacta madera durante tan solo tres siglos. El tiempo pasaba, las luces aparecían y desaparecían intermitentemente. El minutero de mi reloj recorría la circunferencia una y otra vez, corrían las horas; luego, los días, los meses, los años. Automóviles circulaban por el infinito camino de ilimitados vehículos, sin que una simple señal de “ceda el paso”, ni nada por el estilo, interrumpiese el trayecto. Mi piel ha envejecido, mi pelo ha caído, mi voz ha desaparecido, pero también mi oído. No oigo un solo ruido. Puede que diga locuras, sé que estoy loco.

Infinidad de recuerdos hacen que me dé cuenta aun más del paso del tiempo. Inexorable y despiadado paso del tiempo. Mis ojos han cambiado de color, todo se ha vuelto horrible. Una bella mirada del ayer ha pasado a ser una terrible mirada del día de hoy; suponiendo que este mundo es real. Todo se ha vuelto mohoso; yo antes era madera maciza, ahora soy madera corrompida.

Sé que puedo sentirlo, aunque me cuesta expresarlo abiertamente. Un pequeño gran órgano se ha rejuvenecido: mi corazón. Eso es lo que yo creo, pero puede que no esté en lo cierto. A ver si me explico: hace tres siglos el pequeño, pero inmenso corazón, me contaba sus secretos. Me decía “tún, tún”. Poco a poco ha ido adquiriendo confianza y ha ido vigorizándose. Ahora me dice “túntúntúntúntún, túntúntúntúntún”.

¡Dios mío! Me contradecía, estaba cometiendo un error sin salida. Mi corazón era cada vez más “joven”, según yo pensaba. Me equivoqué. Era el final. Ahora no quiero que este mundo sea real, deseo que todo sea un sueño. Por favor. Yo no quise desaprovechar el tiempo, no quise caminar siempre sobre la misma putrefacta madera. Mi intención no era observar cómo las luces se encendían intermitentemente, ni cómo circulaban constantemente aquellos automóviles. Pensé que no afectaría a mi vida.

Mi salud dependía de mí, tuve la posibilidad de vivir eternamente. Tenía posibilidades de conocer la felicidad, de sonreír cada vez que el minutero de mi reloj completaba una vuelta entera a la circunferencia. Podría haber querido, podría haber amado, podría haber sido la persona más feliz del mundo. Ahora no me queda nada, no tengo absolutamente nada. No soy nada. Nada me rodea, la soledad es mi única amistad.

A veces no valoramos lo que nos rodea hasta que desaparece de nuestras vidas o, peor todavía, hasta que somos nosotros los que desaparecemos.

©2011, Aarón Barreiro Moreno.