lunes, 5 de diciembre de 2011

Un campo de girasoles, de Aarón B.

Cuéntame un cuento. Anécdotame una historia. O quizás lo que quiero es que te inventes una fantasía. Reprodúceme un escenario, ambiéntame en un lugar, descríbeme unos personajes y cuéntame hechos que se te ocurran. Puede que te pida demasiado, pero tan sólo necesito viajar a ese lugar y vivir junto a todos esos personajes, llevando a cabo nuestras aventuras.

En muchísimas ocasiones me he quedado estacionado en mi sillón o en mi cama, pero he viajado a infinidad de lugares en distintas épocas. Una vez estuve en el Neolítico, sí. Pero el mejor viaje fue cuando aparecí completamente sólo en medio de un enorme campo de girasoles. Todos aquellos pétalos amarillos se encontraban mirando hacia mi izquierda, así que corrí hasta llegar a una parte en la que todos miraban hacia la derecha.

Tras pasar por un momento extraño como aquel y preguntarme por qué aquella parte del campo de girasoles miraba hacia el lado contrario, logré averiguarlo: entre una parte y otra de los girasoles estaba aquella muchacha. Morena, con un canelo color de ojos. Tímida, pero extrovertida belleza vi en ella. Para mí fue un auténtico descubrimiento, todo producto de un viaje de los míos.

Pasaban las horas: seguía en el mismo lugar, igual de hermosa, igual de joven. Pasaban los días: me sorprendía al ver que todo era mejor, más bella, mejor persona. Pasaban los meses: me di cuenta de que no era uno de mis viajes sentado en mi sillón o tumbado en mi cama, era real. Eras tú, y lo sigues siendo. Aún mejor: te he conseguido.

©2011, Aarón Barreiro Moreno

Dedicación especial para Andrea Acosta.