viernes, 27 de enero de 2012

Un simple juego infantil, de Aarón B.

Un pequeño rayo de Sol es lo único que me permite admirar tu rostro, Lorena.

06.14 am.

Corríamos de un lado al otro de la playa, como niños pequeños jugando al “pilla-pilla”. Tú no dejabas el juego y era yo el que te perseguía entre castillo y castillo de arena. Estábamos completamente solos, nadie nos observaba. Recuerdo que podía percibir tu perfume, así me era más fácil encontrarte cuando te escondías tras las rocas.

06.29 am.

Recién terminado aquel juego infantil pero maravilloso, decidiste correr hacia la orilla. Yo le tenía miedo al agua, y ahora más. Primero podías caminar sobre la arena sin tener que nadar pero, a una distancia mayor, te viste obligada a comenzar a mover tus extremidades.

06.33 am.

En el momento más inesperado te perdí de vista. Me puse en pié sobre la arena y corrí hacia el mar hasta donde no era necesario nadar. No logré verte, lo siento.

06.34 am.

Me vi obligado a sumergirme en aquellas aguas para buscarte. Ansioso por encontrarte, buceaba sin cesar. Parecía como si tuviese bombonas de oxígeno, me sumergí hasta aproximadamente cuatro metros. No conseguía verte por ningún sitio, pero no lo di por perdido en ningún momento.

06.36 am.

Notaba una presión en el pecho y supuse que necesitaba respirar. En cuanto intenté subir hacia la superficie, me di cuenta de que no podía. No podía. No pude.

08.58 am.

Hola, ¿sigues ahí? Es que esto está muy oscuro y no sé si todavía me escuchas… Bueno, si me has escuchado y encuentras a Lorena, me gustaría que le dijeras que la quiero, por favor. Y que gracias a ella me he enfrentado al océano, pero que esta vez el reto no lo gané yo, sino el mar.

©2012, Aarón Barreiro Moreno


viernes, 20 de enero de 2012

Tan sólo un beso, de Aarón B.

Imagínate solo en medio de millones de personas. Imagínate que todos los que te observan, no pueden verte. Imagínate que todos los que te oyen, solamente escuchan una melodía de fondo. Tu presencia no significa nada, tu “estoy aquí” no afecta a nadie. Unos hablan entre ellos, ríen, gritan, cantan el estribillo de la canción. Muchos saltan, algunos están subidos sobre los hombros de otros. Un movimiento continuo en todas esas personas y nadie se da cuenta de tu presencia, ni de tu esencia. Todo es un “no” hacia ti. Tras reflexionar un minuto sobre huir de ese lugar, te das cuenta de que aquella mujer no deja de mirarte, mientras escucha tu respiración y camina entre las personas en dirección hacia ti. “No puede ser; esto es surrealista”, te dices a ti mismo. No te lo crees hasta el momento en que sus cálidos labios abrazan los tuyos, congelados durante años atrás. Todo el mundo observa ese beso, todos quedan admirados de aquel suceso. En ese momento, la situación se invierte: tú no puedes ver a todos los que te observan; no escuchas ni un murmullo, ni una pequeña reseña del estribillo; y todo es como si la presencia de aquel millón de personas hubiese desaparecido, como si nada sucediese a tu alrededor.

©2012, Aarón Barreiro Moreno


lunes, 2 de enero de 2012