jueves, 7 de junio de 2012

Monotonía cero, de Aarón B.


Por todos esos momentos en los que cambias de color mi vida, le das otro sentido, me enseñas otra dirección en el amor, me das la felicidad. Brindemos hoy, tú y yo, por esos momentos. Quiero dar tan solo un trago de esta copa; nuestra copa. Una copa feliz, como tú y yo, como nuestra relación. Alegría por aquí, alegría por allá. Fomentas mi creatividad, alegras mis días, abrazas mis lágrimas y besas mi desesperación.

No quiero que esto se acabe, porque todo comenzó aquel día especial. “Qué nervios, la tengo muy cerca”, pensaba yo en aquella oscura sala de cine. A partir de ahí, has sido única en mi vida; primera en muchas cosas, única en todas. Te quiero, y te quiero de verdad. Realmente eres mi novia, y todavía no me lo creo.

Aproximadamente son dos meses, pero nuestra confianza me dice que llevamos cuatro siglos. Te acercabas porque yo “no te veía” por la oscuridad de la sala de cine. Cada vez más cerca, y cada vez más mariposas en mi estómago. A día de hoy, veo que las mariposas eran y son mutuas.

Me sorprendiste desde el primer momento, pero jamás pensé que esto fuera a llegar tan lejos, a pesar de que todavía nos queden infinidad de cosas por vivir juntos. El uno al lado del otro, a tu vera, a mi vera, tú y yo unidos hasta el infinito y más allá.

Quiero despertar todas las mañanas oliendo a ti. Luego quiero darme la vuelta, y observar lo más bello de este planeta; tú. Contemplar tus ojitos como aquella tarde en Punta Larga, no dejé de hacerlo.

En estos momentos, no dejan de caer lágrimas de mis ojos. Pero no son lágrimas cualesquiera, son lágrimas que gritan al infinito. Gritan y protestan; se quejan de haberte encontrado tan tarde, se quejan de que nadie las haya cuidado como es debido durante años, pero se alegran de salir de mis ojos por felicidad, no por tristeza.

Vive y sé feliz, me decían Timón y Pumba. Carpe Diem, me decía el poeta romano Horacio. Naces solo y mueres solo, digo yo. Todo esto y más, se une para demostrarme lo importante que eres en mi vida. Me dice que no me separe jamás de ti, que sería lo peor que haría en mi vida. Me obliga a quererte, pero sin forzarme, pues yo lo hago encantado.

Yo decía sálvame, sácame de aquí, cámbiame la vida, dale vueltas a mi ruleta de la suerte, pinta mis fotos en blanco y negro; y apareciste tú sin llamar la atención. Simplemente una conocida, amiga de mi mejor amigo. Como ya te dije, jamás pensé que llegase a tanto, pero no dejo de alegrarme día a día de que sea así. Como te dije antes, te quiero; pero no te quiero como antes. Te quiero muchísimo más. “¿Ves aquella montaña de allí? Pues desde aquí hasta allí por infinitas veces”, me dijiste eso unas horas después de nuestro primer beso, y jamás olvidaré esas palabras.

Recuérdalo siempre, monotonía cero.

©2012, Aarón Barreiro Moreno

Dedicación especial para Mónica Glez. Pérez


No hay comentarios:

Publicar un comentario