lunes, 2 de mayo de 2011

¿Besos?, Aarón B.

        ¿Lo entenderás? Si alguna vez has tenido ese gran privilegio, supongo que sí. Para poder entenderlo, tendrás primero que hacerlo. Te guste o no, es un requisito.

        Parece simple, pero no lo es. A aquello que muchos llaman beso, yo lo nombro como un pequeño abrazo o caricia que desean ellos hacer. Hablo de nuestros labios. Ellos sienten, igual o más, que nosotros. Desde mi punto de vista, la acción de besar, podríamos catalogarla como “sentimiento”. Con esto no quiero decir que es necesario sentir algo para besar, aunque juega un papel muy importante, claro. Pero yo voy más allá de lo físico, me refiero a que son nuestros labios, inútiles a simple vista, los que, cada vez que se lleva a cabo un beso, ponen de manifiesto muchos sentimientos. El contacto entre nuestros labios y los de esa persona con la que ellos eligieron abrazarse, no es ni mucho menos sólo físico. Cuando hablo de que nuestros labios se abrazan con otros, ¿me entiendes? Se aproximan unos a los otros hasta que hay una suave caricia entre ellos. Desde el momento en que haya roce, puede quedarse ahí, en algo puramente cariñoso e incluso sensual, o puede continuar hasta que la presión entre ellos demuestre un sentimiento claramente de amor pasional y carnal. Jamás le des valor a un beso sin sentido, es decir, sin sentimiento. Estos besos de los que te hablo no merecen la pena, todo lo que hacemos y la manera en que actuamos tiene que tener siempre una intención, y unos sentimientos detrás. La filematología es una ciencia que estudia el beso. En esta ciencia, los besos se relacionan con la salud, pero también los relacionan con la elección de nuestra pareja. Según explicaba la neurocientífica Wendy Hill durante una reciente reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), las sustancias químicas que contiene la saliva nos ayudan a evaluar a una posible pareja para decidir si es la más idónea.

        Si el estudio científico estipula esto, pues lo creeré. Pero a lo que yo quiero llegar, y para lo que he escrito, es para que reflexionen sobre todas las veces que han besado y sobre todas las veces que van a besar, para que nunca lo hagan “porque sí”, sino porque realmente sienten una necesidad o atracción por ello, o si son tus propios labios los que se sienten naturalmente atraídos o necesitados de que tenga lugar cierto contacto entre ellos o, como yo prefiero decirlo, quieran abrazarse.

© 2011, Aarón Barreiro Moreno


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