lunes, 2 de mayo de 2011

La realidad de soñar, Aarón B.

      Se dice que, hace mucho tiempo, un hombre subió a lo alto de una montaña, en la más elevada cordillera del pueblo de los sueños. Aquella cima hacía cosquillear los costados de esas nubes que flotaban, observando cada rincón del pueblo.

      Los soñadores, así se llamaban los habitantes de este pueblo, no estuvieron al tanto de la llegada del hombre. Aquel individuo no era un habitante del lugar, simplemente había llegado al pueblo sin tener reconocimiento allí. Ningún soñador tenía idea de por qué estaba aquel señor en el pueblo, ni para qué había venido, no se explicaban esta aparición. Todo era muy extraño, porque no estaban habituados a las visitas, solamente a algunos turistas pasajeros. Pero esto era distinto, ese hombre extraño no tenía aspecto de turista. Tampoco se atrevieron a preguntarle nada, tenían un inquietante miedo. El señor no se identificó, pero no daba la impresión de que venía con malas intenciones o con fines rebeldes.

      Tras transcurrir un día en el pueblo de los sueños, desapareció. Por la noche ya no estaba en aquel pequeño y familiar pueblo de cabañas. Lo más sorprendente de lo ocurrido fue que prácticamente nadie recordaba a ese hombre, a aquel señor que todos tuvieron incluso miedo. Todos excepto una niña, Nora. La pequeña notó la ausencia de aquel visitante. Entonces, decidió partir a buscarlo sin miedo ninguno. Recorrió todas las playas, caminó por todos los jardines, atravesó todos los parques e invernaderos. Corrió para resguardarse de la intensa lluvia repentina, hasta que llegó a los pies de la gran montaña y decidió subirla. Tuvo que atravesar rocas, árboles, barro... pero pudo llegar a lo más alto de la montaña, en donde no llovía ni había nubes.

      Al llegar a la cima de la gran montaña, pudo observar perfectamente el pueblo en su totalidad, incluso también las afueras. Era todo maravilloso, parecía un sueño. Allí pudo, al fin y al cabo, encontrar al hombre que buscaba. Éste se extrañó al verla allí, sobre todo porque no se explicaba cómo podría haber ascendido aquella pequeña niña hasta lo más alto.

      -Hola, ¿cómo te llamas?-preguntó el hombre.

      -Nora.-contestó la niña, quizás con un poco de timidez.

      -¡Qué bonito!-la observó sonriendo durante unos instantes-¿Cómo conseguiste llegar hasta aquí?, y… ¿para qué?

      -Sólo quería hablar con usted.

      -Pero, ¿cómo averiguaste que yo me encontraba en lo más alto de la montaña?

      -Nunca había intentado subirla y mi intuición me llevó a pensar que usted estaría aquí, porque en tan poco tiempo, una sola noche, no podría haberse ido muy lejos del pueblo.-respondió ella con más tranquilidad y cierta familiaridad.

      -Te preguntarás para qué he venido aquí, ¿no es así?-continuó el hombre al verla más serena-Yo vivo en el otro extremo de la isla, en el pueblo del más allá. Siempre he querido que todos sean felices, que exista una situación de paz y felicidad en la isla. Por eso he venido hasta aquí, porque sé que el lugar más alto, desde donde podría observar la isla completa, es esta cima. Lo que pretendo observar desde aquí es a todos los habitantes de la isla, son aquellos puntitos que están ahí abajo, ¿puedes verlos? Todos ellos están llenos de una postura negativa ante las situaciones de la vida y ante la convivencia entre todos. Desde aquí se pueden apreciar algunos comportamientos mecánicos e inhumanos, que la sociedad realiza tan sólo porque alguien en el pasado los estableció de una manera determinada y no son capaces de hacerlos a su propia manera, de tener personalidad. ¿Escuchas música?, ¿jazz? Te lo pregunto porque el jazz es un buen ejemplo de personalidad, es decir, una misma canción de este estilo interpretada por los mismos músicos, nunca será igual. El jazz nunca suena igual. Los músicos actúan como compositores cada vez que lo tocan, porque sobre los acompañamientos y las melodías, improvisan personalmente sin que nadie les limite. Creo que me vas entendiendo. A lo que me refiero es a que cada persona debe manifestar sus sentimientos personales y sus pensamientos propios sin ninguna limitación o vergüenza alguna. Si todos nosotros tenemos existencia en la tierra, tenemos derecho a ser nosotros mismos, acompañados de nuestra personalidad. Sé tú misma siempre y nunca te dejes llevar por ninguna ideología o cualquier cosa que te limite en tu propia forma de ser y tu propio comportamiento. La vida está para disfrutarla, y debemos ser felices de la manera que nosotros queramos, siempre sin entrar o molestar a las otras personas, porque vivimos en sociedad y debemos respetarnos. Entre nosotros debe haber amor, cariño, afecto, sentimiento, pasión, amistad, entre muchos otros. Para ello son necesarios los besos, las caricias, las miradas, las sonrisas, las palabras y, sobre todo, los abrazos. Tenemos que expresar nuestros pensamientos e ideas siempre y nunca guardar nada, porque aunque nuestro cerebro nos diga que debemos callar, es nuestro corazón el que manda sobre nosotros. En definitiva, he subido hasta aquí para observar cuál es el problema en la sociedad y qué actitud es la tomada por ésta diariamente en la vida cotidiana. Me he dado cuenta que para vivir la realidad en su totalidad es necesario soñar, evadirse y tener fantasía.

      -Perdón, no quiero molestar pero…-interrumpió la niña la conversación educadamente.

      -Dime pequeña.-respondió amablemente el señor.

      -Es que quiero saber si esto que estoy viviendo es real o es todo producto de un sueño.

      -Sea lo que sea, estamos juntos, en un lugar maravilloso, observando todo lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Qué importa entonces que sea un sueño o no? Disfruta éste como si fuera el último instante.

© 2011, Aarón Barreiro Moreno



3 comentarios:

  1. Me encanto Aaron!!
    Es Muy bonito :)
    Espero que me tengas informado sobre los que hagas en un futuro.
    Félix.

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  2. Muy bonito Aarón, me encantaron los que lei, se me pusieron los pelos de punta! Asi que sigue publicando! :)
    Claudia

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  3. Aaron! me encanta esta entrada, es muy bonitaaa ^^
    y tiene mucha verdad ;)
    Ariana

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